A nosotros también se acercaron los duendes pero para gastarnos una travesura. Sin darnos cuenta nos escondieron entre árboles y hojas de diversos colores la tapa del objetivo de nuestra cámara. No querían que dejáramos de reflejar flases únicos e irrepetibles. Aquí os dejamos una muestra.
¡Oh!, ¡gran sorpresa!, al
finalizar el paseo nos devolvieron la tapa de manos de una gran amiga.
GRACIAS CARMINA.